domingo, 1 de septiembre de 2019

La diferencia nos hace únicos

Estaban en una de las clases de la Profesora Nadila, era la profesora de vuelo y siempre le encantaba esa clase. Daba igual el tiempo que hiciera, tenían que saber volar bajo todas las condiciones atmosféricas porque de ello dependía su vida. Ese día llovía a mares, el viento las llevaba de lado a lado en el prado de prácticas y los relámpagos iluminaban el cielo.

Robert siempre había sido el que mejor volaba en todas las condiciones y le encantaba pavonearse delante de ella. A ella al principio le gustaba y hasta se sentía halagada de que un chico tan popular se fijará en un Hada como ella, pero después de un tiempo en aquel colegio ya le conocía suficientemente como para saber que era un engreído, con el corazón y el cerebro vacíos.

Robert estaba haciendo sus filigranas cuando, de repente, una ráfaga de aire le bambole violentamente y fue a estampar su "preciosa" cara contra el Gran Roble. La profesora se acercó a él. Al incorporarse, vieron que tenía un par de dientes rotos y ordenó a dos de sus amigos que le llevara a la enfermería. Allí se los repondrían en un santiamén.

Cuando ya estaban recogiendo para ir a la siguiente clase con la Profesora Nía, la tormenta empezaba a remitir y grandes claros se abrían en el horizonte. Ella se quedó mirando al cielo y allí observó cómo algo lo atravesaba a gran velocidad. Y de repente, el objeto descendió a la altura del edificio principal del colegio y una gran explosión de luz les dejó a todos aturdidos durante unos minutos. Solo luz, no se oyó ningún ruido. Todos se frotaban los ojos sin saber bien qué era lo que había ocurrido cuando empezaron a sonar unas alarmas.

Todos los años hacían un par de simulacros de emergencia, con lo cual todos los alumnos sabían qué era lo que tenían que hacer. Cuando ella se dirigía con el resto de los alumnos a los refugios, la Profesora Nía la cogió con fuerza de la mano y le indicó que debía ir hacía la luz.

-¿Por qué yo no puedo ir con el resto, Profesora? -dijo sorprendida.
-Ve, hacia la luz. Ha llegado tu momento, la Directora te estará esperando y te lo explicará todo... O al menos lo intentará. ¡Ve!

Siempre la habían tratado un poco como un bicho raro, ya que era un Hada diferente. De hecho, no había ninguna como ella. Todas eran "Hadas normales" y ella era un Xira. Las Xiras son una especie de mariposas con cuerpo humano muy, muy parecidas a las mariposas y no se relacionan entre ellas ni con otras hadas, pero a ella la había llevado allí la Reina Lada cuando aún era una niña...