lunes, 14 de diciembre de 2020

Un claro en la tormenta

Un único pensamiento ocupaba su mente, seguir el camino de hojas secas, mojadas por la lluvia que hasta hacía unos instantes caía enojada sobre su cabeza. Avanzar continuamente, a pesar del frío que atravesaba su piel y congelaba su alma.

Intentaba que su mente no le hablase de posibilidades, que no la enredase con oscuros pensamientos, solo quería llegar y que todo aquello fuera una de sus muchas pesadillas. Apartó con la mano un mechón de cabello empapado que cubría sus ojos y fue entonces cuando la vio. Allí a lo lejos estaba su hogar, en medio de un claro. Un sol radiante iluminaba las ventanas y su madre la esperaba en el camino de acceso a la casa.

Sabía lo que iba a ocurrir, aquella pesadilla la había acompañado infinitas noches durante toda su vida, pero a pesar de ello, ella cerraba los ojos y, murmurando una oración, tocaba la cancela de acceso a su hogar. En todas sus pesadillas aquel era el instante en que una sombra oscura y llena de maldad se llevaba la sonrisa de su madre y la dejaba a ella llorando entre los escombros de lo que fue su hogar. Entonces se despertaba y volvía a estar de nuevo en aquella celda, en aquel hospital, en aquel agujero, sola.

Cerró los ojos suavemente y alargó su mano hacia la cancela, pero en esta ocasión hizo algo que nunca antes se había atrevido a hacer en ninguna de sus pesadillas. Justo cuando sus manos estaban a punto de rozar la puerta, abrió los ojos y tomando impulso saltó por encima de la valla... Y sucedió que el sol acarició su piel, la brisa secó su ropa y los labios de su madre la besaron como tantas veces cuando era una niña. Y no lloró, porque era feliz, porque al fin estaba donde deseaba estar, porque la oscuridad no la devolvería nunca más a aquella fría habitación.

Oyó voces a lo lejos que la llamaban por su nombre, que zarandeaban su cuerpo, que intentaban hacer que volviera, pero ella no regresó. Su cuerpo desapareció, se desvaneció entre las sábanas de aquella pequeña habitación y nadie supo explicar qué fue lo que allí sucedió.











domingo, 22 de noviembre de 2020

Cuentos despiertos

Hoy quiero anunciaros que mi recopilatorio de cuentos y poesías ya está a la venta en Amazon.

Cuentos despiertos es uno de los proyectos más deseados por mí. Lo tenía en mente desde hacía mucho, mucho tiempo, pero nunca era el momento adecuado para darle forma. Hasta que hablando con Irene Recio, la autora de Alma, una novela maravillosa que recomiendo leer a todo el mundo; me preguntó que por qué no publicaba mis cuentos, y ese comentario llegó en el momento oportuno para darme el empujoncito que necesitaba.

Es un libro para todos los que habéis estado ahí, en mi blog, desde el primer día. Un trabajo hecho con el corazón, con detalles cuidados con mimo y también con un interior cargado de ilusiones.

Espero que esté a la altura de mis lectores y sepa tocar vuestro corazón con mis historias. Historias de terror, fantasía, misterio, ilusión... y, como no, con mis poesías.

Una vez más... 

GRACIAS POR LEERME.





domingo, 4 de octubre de 2020

Cambio de legado

Sé que esta noche no dormiré, llevo esperando que llegue cientos de años. Me llaman la Dama y soy la lideresa de las Damas de la noche, única conocedora de la profecía que cambiará el mundo. He vivido cientos de años más que cualquiera de mis hermanas y deseo descansar.


La profecía me fue revelada el mismo día del nacimiento de mi sucesora. La Elegida nació una noche de brujas, hace ya quince años. Hoy celebrará su sacrificio de ingreso en la orden. Mi reinado de paz acabará y ella ocupará mi lugar. Ha sido un reinado duro, pues he debido reprimir la verdadera naturaleza de mi ser, porque ese era mi destino. Ella tendrá más suerte.


—Mi Señora, llegan noticias de un ataque de las bestias. Al parecer han masacrado la casa de La Elegida.

—Llama a dos hermanas, iremos a la Linde del bosque. Debo verla.


No puedo salir del bosque, son leyes sagradas que debo cumplir. Apoyada en un gran roble siento tanta pena por el macabro espectáculo que contemplo, que no puedo evitar llorar. Reconozco a La Elegida, que llora arrodillada junto a su abuela presa de un ataque de pánico. Su abuela señala en mi dirección; ella me mira y se calma de inmediato.


—¡Traedlas a la cueva sagrada! —ordeno a mis hermanas y parto yo sola, adelantándome para preparar la reunión.


Una vez en mis aposentos, saco una copa del líquido sagrado que yo misma bebí con mi antecesora, hace ya tantos años. También deposito encima de la mesa la daga con la que atravesé su corazón. Hoy será ella la que atraviese el mío. Así está escrito, como lo estaba que su familia debía de morir despedazada. El reinado de paz ha sido demasiado largo y reconozco que en ocasiones me ha costado no arrasar con todo. Al fin y al cabo, las Damas de la noche somos asesinas por naturaleza.


La Elegida llega, es tan vulnerable que me gustaría abrazarla, pero no debo. Le ofrezco una copa del líquido que hará aflorar su verdadera naturaleza. Bebe, me cuenta lo ocurrido y cada vez está más furiosa. Le aconsejo que tome otro trago y le digo que debe dejar pasar lo que le ha ocurrido a su familia, que no merece la pena vengarse (aunque estoy deseando que maten a todos los responsables).


Le ofrezco beber otro sorbo y es entonces cuando lo veo: su mirada ha cambiado, la asesina ha aparecido. Coge la daga de lo alto de la mesa y atraviesa mi corazón y yo sonrío.


Con mi último hilo de vida oigo como se proclama la nueva Dama, los aplausos y vítores con que le responden.


Muero y soy feliz.