Llevaba unos días dándole vueltas a la continuación de mi libro Gelgar, El Mago, pero por cosas del destino escribí el cuento de El linaje, al que siguió El linaje II y III y ya no he podido parar.
La historia me llama y me atrapa, los personajes van naciendo en mi mente y así será durante unos meses. La novela estará en mi cabeza continuamente formando historias, es un proceso difícil de explicar. Pero lo que empieza como unas pocas líneas se va perfilando en mi cabeza, durante todo el día, como una historia... Unos días escribo tan solo unas pocas líneas y otros puedo escribir varios capítulos. Las ideas afloran a mi mente a veces de forma suave y a veces atropelladamente, como si alguien me las estuviera dictando expresamente.
El caso es que El linaje me tiene atrapada, aún no sé cuantos personajes tendrá ni como serán sus nombres, tampoco sé como irá discurriendo la historia. No sé si en este caso habrá un final feliz o será algo triste y desastroso. Lo único que es cierto es que me hace feliz... Me llena y me da un poco de vértigo a la vez.
No me cansaré nunca de daros las gracias a todxs los que leéis mi blog, y si leéis mis libros ya ni te cuento. Habrá a quién le gusten y también a quién no, pero a todxs os AGRADEZCO de corazón que viajéis conmigo a mundos de papel y conozcáis vidas escritas con la letra de los susurros de mi mente.
Cuando El linaje esté acabado os aviso ...
domingo, 15 de septiembre de 2019
miércoles, 11 de septiembre de 2019
El Linaje III...
Era muy pronto por la mañana. Desde la ventana de su casa podía ver perfectamente la empinada carretera que llevaba a la Colina de las Viejas. Era un lugar de belleza inhóspita, con grandes árboles que parecían escudriñar a cualquier visitante que osara poner sus pies en ella. En la cima de la Colina estaba la Gran Casona, llevaba muchos años temiendo que Ellos volvieran. Cuando hacía unos meses empezaron las obras de rehabilitación quiso pensar que a la casa se mudaría alguna pareja joven con niños. ¡Iluso!
Cuando vio los dos coches oscuros subir por la Colina sintió como la fría y densa niebla invadía el pueblo y pensó en huir, ya que no tenía edad ni ganas de pelear. Él sabía que en alguna de aquellas ventanas alguien horrible también estaba observando el pueblo y maquinando la venganza.
Se sentó en la entrada de su casa y preparó su vieja pipa con esmero y cuidado, mirando fijamente al horizonte pero su mirada estaba perdida en antiguos y dolorosos recuerdos. El humo ascendía lentamente formando extrañas figuras en el aire y entonces sintió frío, un frío que te hiela la sangre y te eriza la piel, que te paraliza y te deja un regusto amargo en la boca... Era miedo... Miedo real y tangible. Sabía que el pasado volvía a su casa, una casa ya vacía. Solo quedaban ellos dos y había llegado el momento de sincerarse con su nieto, debía saber que su hermanastro había vuelto y la razón de ello no era otra que matarlos a los dos...
Cuando vio los dos coches oscuros subir por la Colina sintió como la fría y densa niebla invadía el pueblo y pensó en huir, ya que no tenía edad ni ganas de pelear. Él sabía que en alguna de aquellas ventanas alguien horrible también estaba observando el pueblo y maquinando la venganza.
Se sentó en la entrada de su casa y preparó su vieja pipa con esmero y cuidado, mirando fijamente al horizonte pero su mirada estaba perdida en antiguos y dolorosos recuerdos. El humo ascendía lentamente formando extrañas figuras en el aire y entonces sintió frío, un frío que te hiela la sangre y te eriza la piel, que te paraliza y te deja un regusto amargo en la boca... Era miedo... Miedo real y tangible. Sabía que el pasado volvía a su casa, una casa ya vacía. Solo quedaban ellos dos y había llegado el momento de sincerarse con su nieto, debía saber que su hermanastro había vuelto y la razón de ello no era otra que matarlos a los dos...
domingo, 8 de septiembre de 2019
El Linaje II...
Llegaron al atardecer a la entrada de la vieja casa. No le costó nada reconocerla, había visto muchas fotos antiguas en los álbumes familiares. Sus tíos siempre le decían que algún día volverían a vivir allí, en la colina de las Viejas, pero él nunca se lo creyó del todo.
Subió a su habitación en silencio y deshizo el equipaje antes de bajar a cenar. Los criados llevaban varios días en la casa para que estuviera todo perfecto a su llegada. En el gran comedor olía a comida, pintura y muebles nuevos, pero no era el olor de comienzo e ilusión que hay en la casa en que una familia decide iniciar una nueva vida... No, no era ese olor... Era el olor de la rancia venganza, de los sucios linajes de sangre y limpieza de raza, de oscuros secretos y crueldades escondidas por odio.
Saludó a sus tíos que le esperaban sentados a la mesa y empezaron a cenar. Hablaban entre ellos en muy contadas ocasiones y no, no se querían, en aquella familia solo existían sentimientos oscuros.
Los criados eran figuras sin vida, grises y de mirada perdida. Cuando bajaban al pueblo a comprar provisiones la gente del pueblo les evitaba y más de uno pensaba que no tenían alma, que eran muertos en vida y algo de razón tenían.
Amanecía en la Casona y él debía empezar a hacer efectiva su venganza. Lo primero que haría en aquella mañana sería buscar a aquella asquerosa familia que le había arrebatado su poder y su sangre. Miró por el amplio ventanal de su habitación y desde allí contempló el pueblo sumido en la espesa niebla del odio. Una amplia sonrisa dibujó su deformado rostro reflejado en la ventana...
Subió a su habitación en silencio y deshizo el equipaje antes de bajar a cenar. Los criados llevaban varios días en la casa para que estuviera todo perfecto a su llegada. En el gran comedor olía a comida, pintura y muebles nuevos, pero no era el olor de comienzo e ilusión que hay en la casa en que una familia decide iniciar una nueva vida... No, no era ese olor... Era el olor de la rancia venganza, de los sucios linajes de sangre y limpieza de raza, de oscuros secretos y crueldades escondidas por odio.
Saludó a sus tíos que le esperaban sentados a la mesa y empezaron a cenar. Hablaban entre ellos en muy contadas ocasiones y no, no se querían, en aquella familia solo existían sentimientos oscuros.
Los criados eran figuras sin vida, grises y de mirada perdida. Cuando bajaban al pueblo a comprar provisiones la gente del pueblo les evitaba y más de uno pensaba que no tenían alma, que eran muertos en vida y algo de razón tenían.
Amanecía en la Casona y él debía empezar a hacer efectiva su venganza. Lo primero que haría en aquella mañana sería buscar a aquella asquerosa familia que le había arrebatado su poder y su sangre. Miró por el amplio ventanal de su habitación y desde allí contempló el pueblo sumido en la espesa niebla del odio. Una amplia sonrisa dibujó su deformado rostro reflejado en la ventana...
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