domingo, 20 de octubre de 2019

Tic-Tac...

Había perdido la noción del tiempo, no podía saber si llevaba en aquella oscuridad unas horas o una semana. Pasaba el tiempo adormecida, perdida en extraños sueños. El tic-tac del reloj se colaba en su cerebro, a veces martilleándolo de forma atronadora y otras, hipnotizándola. Sus sentidos se agudizaban con el paso de las horas.

En aquella oscuridad eterna imaginó que después del golpe la habrían drogado porque ya empezaba a estar menos adormilada. Paseó las manos a tientas por el suelo hasta que sus dedos rozaron unos cuencos; en uno había agua y en otro una especie de pasta que olía a avena. El estómago le dio un vuelco y tuvo que apartar rápidamente su cabeza para no vomitar encima de lo que parecía ser su comida.

Con la cabeza más lúcida, echó de menos la dulce sensación que tenía cuando las drogas invadían su cuerpo. Había comprendido que estaba encerrada, secuestrada. Por lo que había comprobado palpando con sus manos, era una pequeña estancia. No había ninguna ventana y pensó que no debería comer ni beber hasta que no fuera absolutamente necesario. Buscó en sus bolsillos y no tenía ni móvil ni cartera, como era de esperar.

Intentaba mantener a raya su creciente sensación de agobio, sus ganas de gritar con todas sus fuerzas... Se tapaba los oídos susurrando canciones para intentar tapar aquel odioso tic-tac, pero tenía aquel sonido incrustado en su cabeza. Recordó las últimas palabras que tuvo con su amiga y la manera extraña en que se comportó durante toda la noche. Entonces pensó también que esa, exactamente esa madrugada hacía 5 años su madre apareció inconsciente en su cama. Sin signos de violencia, ni explicación médica para su estado...  Llevaba 5 años en coma.

¿Tendría alguna relación aquello con lo que le estaba sucediendo?... Entonces un fuerte golpe la sobresaltó, una línea de luz se colaba por debajo de lo que parecía la puerta del habitáculo. Seguidamente escuchó unos pasos que se acercaban y la llave que daba vueltas en la cerradura.

Alguien estaba detrás de la puerta.





viernes, 18 de octubre de 2019

La Fiesta

Estaba en una esquina del salón, observaba a toda esa gente vestida de gala. Todos mostrando sus mejores sonrisas, maquillando sus problemas y dando una imagen de falsa felicidad. Si bien era cierto que alguna de las personas allí reunidas eran felices y sinceras, pero en aquel tipo de reuniones también a ellas les tocaba fingir y se podía saber perfectamente quienes eran, porque abandonaban la reunión en cuanto podían.

Su madre le había enseñado todo lo que sabía, ella era una experta en catalogar a las personas. "Este solo se mueve por interés... Ella no es de fiar, solo le importan las apariencias...".  Echaba de menos charlar con ella, llevaba tanto tiempo en coma, postrada en esa cama de hospital que había olvidado el sonido de su voz.

Se fijó en que una de sus mejores amigas entraba por la puerta acompañada por su novio de toda la vida. Uno de los secretos que no había contado nunca a nadie era que sabía leer los labios perfectamente, de cuántas cosas se había enterado por esa habilidad. No pudo ver lo que su amiga le decía a su novio pero lo que él le respondió la sobresaltó un poco. "No creo que debas decírselo, no es de nuestra incumbencia y además no sabes si es verdad". Al girarse pudo ver que recorría la sala con la mirada hasta que la vio, levantó la mano saludándola para que fuera a su lado. A pesar de ir perfectamente vestida y maquillada pudo intuir la sombra de unas ojeras y los signos de preocupación en el rostro de su amiga.

Cuando se acercaba a su lado el novio de esta desapareció, mirándola enfadado. Estaba empezando a preocuparse de verdad.

-¿Qué os sucede? No tienes buen aspecto.
- Tenemos que hablar, pero aquí no. Es algo importante, mañana iré a tu casa a primera hora y hablaremos tranquilamente.
-Pero...

Entonces aparecieron unas amigas de la familia y no pudieron seguir hablando. Durante toda la noche notó como ella la evitaba y decidió que era hora de irse a casa, no aguantaba más tanta estupidez.

Estaba a punto de abrir su coche cuando un notó un fuerte golpe en la espalda y perdió el conocimiento. Despertó en completa oscuridad, solo oía su respiración y el tic-tac de un reloj a lo lejos...


martes, 15 de octubre de 2019

Un cuento para Naira...

Era la madrugada del primer día de Marzo de hace ya unos cuantos años, nos acostamos con una buena nevada. Algo me despertó en mitad de la noche y bajé a beber un vaso de agua. Al asomarme a la ventana vi las calles cubiertas de un manto blanco y al fijarme en el alféizar lo vi allí plantado observándome con aquella mirada que nunca olvidaré.

Un ser diminuto, vestido con ropas muy abrigadas, me hacía señas para que le abriese la ventana. Yo no sabía si estaba soñando pero el caso es que abrí la ventana y le tendí la mano para ayudarle a entrar. Una vez dentro agradeció el calor del hogar y sentado en la palma de mi mano comenzó a hablarme de ella.

Ese día había nacido Naira. Me dijo que era un bebé precioso, que tendría una infancia feliz y se convertiría en una gran mujer. Tendría momentos de altos y bajos en la vida pero su carácter fuerte y su precioso interior la llevarían a conseguir todo lo que ella se propusiese. Llegaría a comprender que todo lo que ella podría llegar a sentir en su vida ya lo había sentido alguien antes que ella, pero que todos somos especiales en nuestro interior. Solo nos hace falta querernos y creer en nosotros mismos.

A la mañana siguiente el sonido del teléfono me despertó, nuestra pequeña había nacido. Yo ya lo sabía porque él me lo había dicho... ¿O había sido un sueño? La verdad es que no recordaba cómo había llegado a la cama, pero el caso es que al bajar a desayunar había un vaso de agua al lado de la ventana y en la nieve acumulada en el alféizar se podían distinguir pequeñas pisadas.

El esfuerzo es la clave para conseguir todo en la vida y las recompensas llegan... Siempre llegan.
Sé feliz en todo lo que te propongas, déjate guiar por el corazón pero siempre escuchando a tu cabeza y no olvides que solo tú puedes escribir lo que desees llegar a ser.