sábado, 7 de septiembre de 2019

El Linaje...

En el pueblo se respiraba un ambiente tenso, las gentes del lugar aún no habían olvidado lo que esa familia les había hecho sufrir. Todos tenían algún familiar perjudicado de alguna manera por ellos.

La Gran Casona de la cima de la Colina de las Viejas, llevaba años abandonada. Desde la muerte de la vieja arpía, nadie había asomado las narices por allí. Cuando unos extranjeros llegaron a la casa y empezaron a rehabilitarla el pueblo se llenó de cuchicheos y lo que antes era una convivencia agradable se volvió fría y distante. Todo eran conjeturas, nadie sabía exactamente quién iría a vivir a la Casona. Lo que sí sabían es que si era algún descendiente de aquel linaje maldito, ese ya no sería un buen lugar donde vivir.

Por el pueblo, los más ancianos contaban historias que ponían los pelos de punta, y en lo que todos coincidían era en que en la casa pasaban cosas raras y alguno de los que había estado en ella decían que era un lugar de una gran belleza, pero fría y siniestra. Cuando se cruzaba el umbral de aquella gran casa era como si la tristeza se apoderara de uno y algo se quedaba allí para siempre.

Atardecía en el pueblo y el cielo se tornaba anaranjado, cuando un par de coches de color negro subieron la colina y se les vio entrar en la Gran Casona. Esa noche no se oyeron ni búhos, ni gatos, ni sonido alguno en todo el pueblo. El silencio envolvió la noche y una fina niebla se extendió por las calles. Aquella era la temida señal, ELLOS habían regresado y ya nada volvería a ser igual...




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